«Por primera vez pude crear un espectáculo de principio a fin»: James Gunn sobre El Escuadrón Suicida

«Si yo llegaba con el estudio y les decía: hey, quiero hacer una enorme producción con los más grandes sets construidos seguro me hubieran dicho que estaba demente».

Pocos casos en Hollywood como el de James Gunn: ha dirigido dos grandes superproducciones de estudios con diferentes propiedades intelectuales, por un lado Guardianes de la Galaxia para Marvel y por el otro El Escuadrón Suicida para DC. Warner Bros., estudio que le dio carta abierta al director para escoger casi cualquier proyecto que quisiera. Naturalmente, Shazam! resultaba complicado, ya que Warner estaba trabajando en la secuela del éxito de David F. Sandberg, pero para El Escuadrón Suicida la compañía no tuvo problema alguno en darle rienda suelta.

En exclusiva, el director James Gunn habla sobre su llegada a DC, su amor por el género de los superhéroes, las diferencias con Guardianes de la Galaxia y los temores de la llamada «cultura de la cancelación».

La primera película que escribiste, The Specials, tiene esta frase: “Los superhéroes no reciben Óscares, ellos tienen figuras de acción”, Pero ahora el escenario es muy diferente para el género de superhéroes en el cine y la cultura popular: dos Jokers tienen un Óscar, Black Panther de Ryan Coogler fue nominada a Mejor película, etcétera. Siempre has creído en el género con títulos como Super y Brightburn, ¿Qué te hizo amarlo desde siempre, incluso antes de que se volviera popular?

Obvio amo a los superhéroes, empecé mi carrera haciendo películas de superhéroes, pero también me ha gustado la deconstrucción de los mismos. Me gusta tomar a este ícono y ver que estos mitos americanos son ahora nuestros mitos modernos, del mundo y no sólo de Estados Unidos. [Me gusta] El poder tomar estos personajes y verlos desde diferentes puntos de vista con las películas que he realizado: ver diferentes aspectos del superhéroe, así sea algo un tanto oscuro sobre un vigilante en nuestro mundo real, como en Super, o las tonterías de los superhéroes, como en The Specials. También la diversión con elementos de ciencia ficción de algo como Guardianes de la Galaxia, y ahora con el gran peligro y amenaza pero con las tonterías de un equipo como El Escuadrón Suicida.

Directores como James Mangold, Rian Johnson, Edgar Wright, Chrstopher McQuarrie y David F. Sandberg forman parte de tu misma generación y tienen dos cosas en común: su amor por el cine y su presencia en redes sociales hablando con los fans. Incluso tú comenzaste con una página en MySpace hace 15 años, ¿por qué es importante para ti eso, considerando que internet es un lugar a veces tóxico? 

¿Sabes?, encuentro la mayor parte de internet, al menos Twitter y redes sociales… creo que se habla mucho de las cosas negativas, pero creo que la mayoría son jóvenes que están tratando de hablar con la gente que hacen lo que ellos aman. Y tal vez son solo personas que quieren hacer películas también algún día, de alguna forma y solo quieren hablar con gente que las hacen. Yo no tenía ese tipo de acceso cuando era un niño, vivía en un pequeño pueblo de Manchester, Missouri, no conocía a nadie de la industria del cine, parecía prácticamente imposible o un sueño lejano para este niño de Missouri que quería hacer películas. 

Pero el poder tener este contacto cercano con niños alrededor del mundo, así sean de Estados Unidos, México, Tailandia, China, de todos estos diferentes lugares, es algo que a mí me hace sentir muy bien, conectar con todos ellos, con esta gente a quienes les gustan mis películas. Y no solo hablo como director sino como ser humano también. Significa mucho para mí. Es algo que disfruto mucho para serte honesto.

¿Cuál crees que sea la magia de las películas de guerra de los 60 y 70, como Kelly’s Heroes, The Dirty Dozen o Inglorious Bastards de Enzo G. Castellari? Películas de un género que sirvió como la base de El Escuadrón Suicida.

Creo que las más grandes de la época son The Dirty Dozen (Dir. Robert Aldrich, 1969) y Where Eagles Dare (Dir. Biran G. Hutton, 1968), esas dos para mí son clave. Son películas de guerra, sí, pero muy divertidas, incluso para todos los involucrados. Y hay una calidad inusual en ellas, como si hubiera sido ilegal hacerlas, películas ilegales de operaciones bélicas de rescate. Esos elementos juntos realmente crearon una plantilla especial para un tipo de género que fue muy popular a finales de los 60, pero muy popular, es decir The Dirty Dozen en su momento de estreno creo que se convirtió en la segunda o tercera película más exitosa de todos los tiempos. Ese es un gran e increíble género que fue olvidado por ninguna razón en especial y ya no se ha utilizado.

Si yo llegaba con el estudio y les decía: «Hey, quiero hacer una enorme producción con los más grandes sets construidos, como esas películas ilegales de operaciones bélicas de rescate», seguro me hubieran dicho que estaba demente, que no iba a pasar nunca. Pero en cambio pude decirles: «Voy a hacer los sets más grandes, con la mayor cantidad de efectos prácticos que se hayan utilizado para una película bélica… pero será con superhéroes». Entonces el estudio comprendió lo que quería y sí fue como de: «Bueno, démosle dinero». Usar a estos super villanos, estos personajes de DC, con el contexto de este tipo de historia, fue la forma de hacer que Warner Bros. comprendiera de mejor manera lo que quería hacer con El Escuadrón Suicida.

Has dicho que Rocket Raccoon eres tú, que quieres contar su historia completa porque es un personaje muy personal para ti, ¿pero qué podrías decir de El Escuadrón Suicida? ¿qué es lo que tienen para que los hagas personales e incluso tengan algo que no tienen los Guardianes?

Bueno, creo que con El Escuadrón Suicida es la primera vez que he podido lograr mi deseo de crear un largometraje que fuera un espectáculo de principio a fin, esto es algo 100% riesgoso en el negocio; es decir no hubo ningún momento donde tuviera que cumplir algo que me pidiera el estudio o que yo hiciera que me produjera nervios. Es decir, Marvel ha sido muy bueno conmigo, como que no me cambian mucho la película, pero ha habido momentos en que me pongo un poco nervioso, porque pienso: «Bueno, tengo que hacer esto un poco más comercial», pero nunca tuve que cumplir cierta cuota con El Escuadrón Suicida. La película es mi regalo a los fans y al mundo con algo donde no recibí ningún tipo de apunte. Si quería una escena de sexo, hay una escena de sexo, si quería dejar a un lado la trama principal para cambiar el ritmo y enfocarme 15 minutos en Harley, lo hacía.

No me iba a detener a la hora de tomar riesgos u oportunidades, no creo que haya muchos cineastas que hayan estado en esta posición privilegiada en la que estoy ahora mismo, que es el poder hacer una película de gran presupuesto y del tamaño de ésta y hacerla justo de la forma en que yo quería que fuera. Así que si soy lo suficientemente afortunado de hacer algo así, debo tomar riesgos y hacer cosas que otras personas no pueden hacer en este tipo de producciones. Y si funciona, qué increíble, todos aprenderemos de esto, y si no funciona, también todos aprenderemos algo. Pero creo que a veces llegamos a ser un poco tímidos o nos da miedo estirar las cosas y llegar a los límites de lo que puede ofrecernos el espectáculo cinematográfico.

Hay quienes piensan que la comedia actual batalla con lo que se ha etiquetado como «cultura de la cancelación». Hace algunos días Kevin Hart señaló que ya estaba cansado de eso diciendo «¿En qué momento estamos donde nuestro día a día tiene que ser perfecto?». Tú como narrador y con estos personajes como Peacemaker, Bloodsport, en una película con groserías, sangre, sexo y comedia, ¿crees que escribir comedia es más difícil que antes?

Bueno… es un tema muy grande. La gente puede ofenderse, eso está bien. ¿Por qué a la gente le da miedo que otra gente se ofenda todo el tiempo? No lo entiendo, ¿por qué ese es un gran problema? Si dices algo y alguien dice que se ofendió entonces te haces la víctima. Hay que calmarnos, gente, no hay que hacer un gran alboroto. Se pueden ofender por algo que dices y eso está bien, está bien decir «sabes, perdona que te haya ofendido… pero voy a seguir diciendo eso’, y también está bien decir «Mierda, voy a pensarlo dos veces la próxima vez sobre lo que voy a decir en esta situación porque sé que me dijiste que lastima tus sentimientos y lo voy a pensar mejor», y todo esto está correcto también. 

No es algo que sea blanco y negro. Esto no se trata de la cultura de la cancelación vs, todos los demás. Hay muchas tonalidades de gris. Hay mucha gente que debería ser cancelada; no creo que que haya alguien que crea que Harvey Weinstein deba estar afuera como si nada habiendo hecho todo lo que hizo, nadie… bueno quizá un par de personas crean que sí, pero me entiendes. Mientras que hay otras personas que se dicen víctimas de la cultura de la cancelación pero se presentan en un estadio abarrotado de gente por $400 dólares el show. No son víctimas, simplemente algunas personas en Twitter no los quieren, que dejen de ser unos bebés caprichosos.

A la hora de escoger canciones, ¿cómo trabaja tu cabeza? Recuerdo que Edgar Wright obtuvo la idea de Baby Driver a partir de Bellbottoms de The Jon Spencer Blues Explosion, pero ¿qué es más común para ti?

Para mi fluye más orgánico, así que como guionista, mientras estoy escribiendo también estoy pensando en las canciones que lo acompañarían, y tengo una gran colección de canciones que he escuchado y ahí están. Escucho música todo el tiempo en mi casa, no cuando trabajo, es decir cuando trabajo, cuando escribo lo hago sin música, pero por ejemplo cuando camino, cuando lavo los platos, cuando voy al baño, cuando me doy un regaderazo, todo el tiempo escucho música, especialmente canciones que creo que pueden encajar en mi siguiente película, así es como funciona mi cabeza, no dejo de pensar en mi trabajo. 

Y también siempre pienso en cómo puedo usar las canciones de formas diferentes, así que mientras escribo el guion es muy orgánico que piense en cómo van a ajustarse las canciones en la película. Claro, a veces debo buscarlas, a veces me gana la procastinación, estoy escribiendo y luego pienso: «Oh, debo encontrar la canción correcta para esta escena» y entonces me lleva unas dos horas de escuchar AC/DC en lugar de andar escribiendo el guion, pero realmente me gusta eso también. 

Pienso que la música es un aspecto increíble en una película, creo que a veces se prioriza lo visual sobre el audio y siento que son dos cosas igual de importantes para la experiencia cinematográfica. 

Has mencionado que una de las grandes lecciones que aprendiste al empezar en la industria fue cuando escribiste Scooby Doo, que ahí tratabas de hacer felices a todos: al director, productores, estudio, etcétera, pero que llegó un momento donde todos lo eran, todos menos tú. Después de estos años, es difícil para mí imaginarlo pero, ¿sigues teniendo grandes lecciones como artista en épocas recientes?

Sí, por supuesto, cada película te enseña algo diferente. Recientemente he estado más relajado en los sets. Antes para mí todo era enorme, las películas eran algo grande. Es decir, todavía sigo viendo las películas como las veía cuando tenía ocho o nueve años, que son estos eventos mágicos que te asombran, e incluso cuando estaba haciendo Guardianes de la Galaxia, existía todavía esta sensación de las películas «son más que la vida misma». Ahora uno puede pensar «oh, ese sentimiento es cool», pero en realidad es una sensación que oprime mucho cuando eres un director porque vas a trabajar diario en ello y es como el peso del mundo en tus hombros. Antes era mucho el trabajo y la presión, pero ahora trato de disfrutarlo mucho más.

Llego y hago mi trabajo, tengo la oportunidad de colaborar creativamente con mi equipo de reparto y miembros técnicos para crear la mejor película que podamos, y en estos tiempos parece que cada vez es menos mágico. Esa fue una lección que aprendí… vamos, en los últimos seis meses, constantemente estoy aprendiendo cosas nuevas.

Creo que en el momento en que empiece a pensar que estoy en mi mejor momento, ahí va ser donde diga «ya, renuncio», porque creo que todavía hay muchas lecciones por aprender. Dirigir es un trabajo increíblemente complicado, es decir, debes de saber sobre el trabajo actoral, sobre cómo funciona la cámara, sobre la mejor manera de narrar una historia, sobre la iluminación, fotografía, de todo. Así que constantemente tengo que ser autodidacta, leer libros de viejos cineastas, leer cuanto me es posible sobre el proceso de la dirección, porque el momento en que me vuelva maestro en lugar de ser estudiante, es ahí donde apesta. Y lo has visto con millones de directores, cuando empiezan a apestar, es cuando ellos creen que ya no tienen nada de qué aprender.

Fuente: Cine Premiere.

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  • agosto 5, 2021

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